La depresión es aproximadamente un 50% más frecuente entre las mujeres que entre los hombres y se clasifican en varios grados de episodios depresivos: leves, moderados o graves, en función del número y la intensidad de los síntomas, así como de las repercusiones en el funcionamiento de la persona.
En un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del placer o del interés por actividades
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Referencia: Depressive disorder (depression) (who.int)
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¿Qué causa la depresión?
Al igual que sucede con muchas otras enfermedades mentales graves como la Esquizofrenia, se desconocen las causas exactas que provocan la depresión. Su aparición puede ser debido a diversos factores como:
Alteraciones en los neurotransmisores cerebrales: Los desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina pueden contribuir al desarrollo de la depresión.
Factores genéticos: La predisposición genética puede influir en la aparición de la depresión. Existe una vulnerabilidad biológica o genética a padecer depresión cuando ha habido varios casos a nivel familiar. Aun así, debemos resaltar que esta relación entre depresión y herencia no tiene porqué manifestarse de forma obligatoria.
Desequilibrios hormonales: Los factores hormonales son los factores biológicos que parecen tener una implicación más demostrada en la aparición de la depresión. Según varios estudios, los cambios en el equilibrio hormonal del cuerpo de la mujer –durante el embarazo o las semanas o meses después del parto (posparto), o debido a problemas de tiroides, menopausia u otros trastornos- tienen un rol destacable al causar o desencadenar la enfermedad. Es por este mismo motivo que las mujeres son más propensas a sufrir depresión que los hombres, aunque se desconozcan las razones exactas.
Entorno social y personal: Otros factores como el entorno social, personal y ambiental en el que se habita es muy relevante en el desarrollo de la persona y en su estado de ánimo. Experiencias estresantes o traumáticas vividas o el consumo de alcohol, drogas o ciertos medicamentos también tienen un peso muy relevante que pueden afectar el estado anímico y aumentar el riesgo de depresión en las personas.
Factores biológicos: También se deben tener en cuenta otros factores biológicos que pueden influir en la depresión como son el estrés oxidativo, la inflamación crónica o la baja producción de energía.