El control de los factores de riesgo permite modificar el curso de la Enfermedad Renal Crónica (ERC)
La ERC es la enfermedad crónica de más rápido crecimiento y una de las causas más importantes de mortalidad. Su progresión involucra varios mecanismos interconectados asociados a factores de riesgo, algunos modificables y otros no modificables, más allá de la hipertensión arterial y la diabetes mellitus*.1
Si los profesionales de la salud actuaran sobre estos factores de riesgo, podrían contribuir a enlentecer el avance de la enfermedad y mitigar las complicaciones, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.1
A continuación, algunos de los factores de riesgo a considerar para ser modificados:1
Envejecimiento y ERC
La disminución de la masa renal, el número de nefronas y la alteración del flujo sanguíneo renal son cambios comunes relacionados con la edad que pueden contribuir al desarrollo y progresión de la ERC. Adicionalmente, el envejecimiento está asociado con mayor susceptibilidad al estrés oxidativo, inflamación y fibrosis, mecanismos implicados en la patogénesis de la ERC.
El aumento de la ERC dependiente de la edad se puede atribuir principalmente a la creciente prevalencia de factores de riesgo tales como diabetes mellitus*, hipertensión, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Además, los pacientes de edad avanzada con ERC pueden enfrentan desafíos como el manejo de comorbilidades y posibles interacciones medicamentosas debidas a la polifarmacia.
Hipertensión en ERC y consumo de sal
La hipertensión sensible a la sal es característica en pacientes con ERC, donde la reabsorción de sodio y el exceso de volumen son los mecanismos fundamentales subyacentes. Por lo tanto, una dieta alta en sal puede empeorar la ERC debido a que provoca expansión de volumen con hiperfiltración glomerular que conduce a hipertensión glomerular y glomeruloesclerosis focal. Otro patrón característico de la hipertensión en la ERC es su presentación nocturna.
El control de la hipertensión es crucial para prevenir o ralentizar la progresión de la ERC, comenzando por el consumo limitado de sal y la implementación de una dieta mediterránea equilibrada.
Obesidad y ERC
La obesidad es un factor de riesgo para la instalación y progresión de la ERC, con carácter epidémico a nivel mundial. El riesgo de ERC es directamente proporcional al índice de masa corporal (IMC). Asimismo, el índice cintura-cadera, un indicador de obesidad visceral, puede predecir de forma independiente el desarrollo de ERC.
La hipertensión y la diabetes mellitus*, ambas comorbilidades comunes de la obesidad, son factores de riesgos establecidos para la ERC e importantes contribuyentes al desarrollo de la enfermedad renal en personas con obesidad. El control de peso gradual y sostenido es una medida importante que se debe implementar para mejorar a función renal en personas con obesidad y ERC.
Hiperactividad simpática y ERC
Adicional a los cambios hemodinámicos, la hiperactividad simpática involucra procesos inflamatorios y fibrosis. La liberación de citoquinas proinflamatorias junto con la activación de los fibroblastos contribuye al desarrollo y progresión de la fibrosis renal, característica de la ERC.
Por otra parte, la actividad simpática elevada contribuye a la vasoconstricción, reducción del flujo sanguíneo renal y activación del sistema renina-angiotensina- aldosterona, siendo todos ellos factores que contribuyen al deterioro de la función renal progresiva.
La interrelación entre la ERC y el envejecimiento, la obesidad, la hipertensión, el consumo de sal y la hiperactividad simpática es compleja y multifacética. Abordar los factores de riesgo modificables como el control del peso corporal y de la presión arterial, disminuir el consumo de sal y promover un estilo de vida saludable puede desempeñar un papel crucial en la prevención o ralentización de la progresión de la ERC evitando sus complicaciones cardiovasculares.1
*Tipo 1 y 2
Referencia
Mallamaci F, Tripepi G. J. Clin. Med. 2024, 13, 678.