Vivir la independencia

Como empresa familiar independiente, el objetivo principal de Boehringer Ingelheim es la acción sostenible a largo plazo. Para lograr este objetivo, son esenciales una financiación sólida y un crecimiento corporativo orgánico. La cultura corporativa de Boehringer Ingelheim se basa en valores que se han aplicado desde la fundación de la compañía en 1885.

La independencia significaba para Albert Boehringer:

Tener éxito y crecer con el propio esfuerzo. Para lograr este objetivo, se centró desde muy pronto en la investigación y la satisfacción de los empleados. Y en el sentido de la familia.

Name: ALBERT BOEHRINGER
Occupation: Company founder
Year of birth: 1861

AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD

Con un traje sencillo y una chaqueta loden tradicional, se queda pensativo en la entrada de C. H. Boehringer Sohn (CHBS) en 1931, observando los camiones que salen de la fábrica para suministrar a los clientes el último producto de la empresa, el medicamento cardiovascular Sympatol®. El hombre de aspecto modesto que se encuentra en la puerta de la fábrica no es otro que el consejero de comercio de 69 años, Albert Boehringer, fundador y propietario de la empresa. Reflexiona por un momento sobre el largo camino recorrido.

La CHBS, la empresa matriz de la actual Boehringer Ingelheim, ha pasado por momentos difíciles: como la hiperinflación en Alemania en los años 20 y la ocupación aliada de Renania tras el final de la Primera Guerra Mundial. Tras el lanzamiento del producto respiratorio Lobelin® en 1921, Albert Boehringer consiguió poner a disposición de los pacientes otro medicamento muy eficaz, el Sympatol®. El éxito de estos medicamentos aseguró la independencia financiera de la empresa familiar.

El hijo de una familia de empresarios de Mannheim, en el suroeste de Alemania, empezó su negocio con la producción de compuestos químicos, como el ácido tartárico y el ácido láctico. Pocos años después, estaba claro que Albert Boehringer había heredado la combinación adecuada de talentos empresariales: El joven empresario invirtió su dinero con la tradicional virtud del ahorro de su Suabia natal, sólo en áreas específicas que habían sido bien pensadas. Como ejemplo, compró su primer coche de segunda mano. Cuando en 1919 hubo escasez de carbón y la producción estuvo en peligro, simplemente adquirió una mina de carbón en desuso. Sus empleados siempre tuvieron la máxima prioridad. Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, siguió pagando los salarios de los que se habían alistado en el ejército. También introdujo un plan de seguro médico para los empleados de la empresa desde el principio, ofreció vacaciones pagadas, un plan de pensiones de la empresa y viviendas baratas para los trabajadores de la fábrica, y mucho más. Estos beneficios no eran nada comunes en aquella época.

Como principio clave, Albert Boehringer reconocía la importancia de tener buenas personas trabajando para él, como su sobrino Robert Boehringer, que dirigió la empresa durante la Primera Guerra Mundial. Otro ejemplo es Heinrich Wieland, un primo de Helene, la esposa de Albert Boehringer, que posteriormente recibió el Premio Nobel de Química. Para Albert Boehringer era importante saber que la empresa estaba dirigida por miembros de la familia. Por ello, sus hijos y su yerno se incorporaron muy pronto a la empresa. En la actualidad, las familias Boehringer y von Baumbach, ya en su cuarta generación, siguen dirigiendo la fortuna de la empresa. El antiguo productor de ácido tartárico de Nieder-Ingelheim se ha convertido en una empresa farmacéutica de éxito mundial. Tal vez Albert Boehringer imaginó esta evolución cuando vio salir los camiones cargados de Sympatol® de su fábrica en 1931.