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Desde mi primer día de trabajo aquí, comprobé que todo el mundo era muy amable y extremadamente servicial. En ese ambiente me resultó muy fácil aprender. La organización de la compañía fue muy fácil de entender.
Desde el punto de vista humano, intentas desarrollar un medicamento que ayude a alguien a encontrarse un poco mejor. Sabes que, aunque no sea una cura, puede suponer un tratamiento que mejore la calidad de vida de alguien, o incluso que lo mantenga con vida. La posibilidad de contribuir de este modo a la sociedad es lo que me motiva a trabajar y me hace pensar: «Sin duda, quiero dedicarme a esto».
Esta sensación de «dar» también está presente fuera del trabajo. Por ejemplo, cada vez que se presenta la oportunidad de participar en mi programa de ayuda para la iglesia, allí están mis compañeros de Boehringer Ingelheim como una gran familia. Si hay gente necesitada, ¿por qué no ayudar?
Poder trabajar para una compañía como Boehringer Ingelheim es una oportunidad extraordinaria, así que te animo a que te presentes para un puesto para el que estés calificado/a. No hay demasiadas compañías que desarrollen fármacos para tantas enfermedades, y Boehringer Ingelheim es uno de los mejores lugares para contribuir en este sentido, trabajando con gente que está en el más alto nivel. Otra de las cosas que me encantan es que en Boehringer Ingelheim tenemos libertad para colaborar entre nosotros, para trabajar en equipo y encontrar la mejor solución posible.