La geografía de los parásitos de los animales de compañía está cambiando

Muchas personas creen que las pulgas y las garrapatas son las mayores enemigas de los animales de compañía. Asimismo, las temperaturas en aumento del planeta están facilitando caminos para que las enfermedades parasitarias alcancen áreas nuevas, ya sea tanto a través de huéspedes inéditos (aves o roedores) como también, a partir de vectores (babosas o mosquitos).

 

La urbanización, las emisiones, el calentamiento global y el cambio climático, son términos de gran preocupación durante los últimos años. Pero, ¿alguna vez te has imaginado el impacto de las temperaturas en aumento y de los peligros relacionados con el clima? Las enfermedades están llegando a áreas en donde nunca antes habían estado. Por ejemplo, en Europa Oriental y del Norte, la leishmaniosis que se transmite por pequeños insectos que pican llamados flebótomos, está alcanzando a perros y humanos. Por su parte, la garrapata gigante llamada Hyalomma marginatum, que ha viajado a través de la región mediterránea con aves migratorias, ahora está instalada en Europa del Sur y se sigue esparciendo en el Norte y el Este, infestando animales de compañía y ganado.

“La distribución geográfica de enfermedades parasitarias y transmitidas por vectores está cambiando, y entre todas las variables que posiblemente influyan, se ha demostrado que el cambio climático es un factor de riesgo importante. Los inviernos más cortos y las temperaturas más cálidas tienen particular influencia: las regiones del norte solían ser muy frías para que algunas especies de garrapatas o de insectos voladores del sur se multiplicaran y sobrevivieran. Eso es diferente ahora”, comparte el Prof. Frederic Beugnet, Jefe del Servicio Técnico de Antiparasitarios para Animales de Compañía.

 

Mirar más allá de las picaduras de pulga en perros o gatos: nuevos huéspedes y vectores

A pesar de que los ectoparásitos como las garrapatas no tienen tanta movilidad por su cuenta, pueden viajar largas distancias en huéspedes vertebrados. Por este motivo, la migración de las aves es un fenómeno para observar. La cambiante gama de animales y organismos que pueden actuar de vectores y huéspedes para los patógenos es una consecuencia importante del cambio climático, y esto implica que algunas de las amenazas puedan estar presentes ahora en los hogares, incluso en las áreas urbanas.

Los mosquitos, por ejemplo, son un motivo de preocupación. Ellos actúan como vectores de varios patógenos, y las temperaturas más altas y los cambios en los estándares de precipitaciones pueden modificar su distribución. En este escenario, las especies invasoras, como el mosquito tigre, se están esparciendo por toda Europa. Actúan como vector del dengue en los humanos, en los perros, en los gatos, y en la dirofilariasis, lo cual genera una creciente inquietud que antes se limitaba a los países del sur.

“Varias especies de mosquitos pueden picar a un huésped infectado y luego transmitir parásitos a los humanos y los animales”, explica Jeroen van der Meer, Gerente Senior del Servicio Técnico en Países Bajos. “Los estudios muestran que la dirofilariasis se está diseminando por toda Europa debido a las temperaturas en aumento. Hasta el 2011, la enfermedad no había estado presente en muchos países europeos, como Alemania, y ahora se está esparciendo cada vez más. En un futuro cercano, podría ocurrir que enfrentemos una temporada de dirofilariasis en verano en los países del norte al igual que en el área Mediterránea, pero ¿Cómo podemos mantener nuestras casas libres de mosquitos? La inversión en una prevención responsable de parásitos es la única forma de cuidar a los animales de compañía”.

 

¿Babosas y caracoles inofensivos? ¡Piénsalo otra vez!

Jeroen tiene un punto. En su país natal, los Países Bajos, los inviernos se están tornando más templados. Y las enfermedades como las infecciones por vermes pulmonares tienen a los veterinarios más ocupados que nunca. Los vermes o gusanos en perros, por ejemplo, están presentes hoy en día en hasta un 5% de los perros en los Países Bajos. Este gusano puede migrar por el cuerpo del animal hasta que se instala en su fase adulta en las arterias respiratorias y causa graves daños pulmonares. Si no se trata, puede resultar fatal. Los huéspedes de este parásito son las babosas y los caracoles, que pueden encontrarse en cualquier pequeño e inofensivo jardín de una casa. El parásito se disemina, además, mediante las heces de los caracoles y las huellas de baba. Se observa la misma tendencia en los vermes o gusanos de los gatos.

“Muchas personas creen que sus animales de compañía estarán seguros si evitan pasearlos por bosques, por ejemplo. Pero eso es completamente errado. Los animales de compañía pueden infestarse incluso si juegan en el jardín de nuestras casas. Necesitamos asegurarnos de que la gente conozca los nuevos riesgos que no estaban presentes algunos años atrás", destaca. “La buena noticia es que la concientización está aumentando. Los tutores de los animales de compañía confían cada vez más en adoptar la protección antiparasitaria responsable”.

 

Siempre conversa con tu veterinario; el mejor asesor para el control responsable de los parásitos de los animales de compañía.

Los cambios en el medio ambiente requieren de modificaciones también en el comportamiento. Dicho de otra manera, adoptar la protección antiparasitaria responsable es una necesidad imperativa para mantener sanos a los animales de compañía y a los humanos. Los parásitos están en todos lados. Son tan viejos como sus huéspedes, que han convivido en evolución conjunta durante millones de años. El daño que causan, sin embargo, puede ser controlado, lo que garantiza la sanidad y el bienestar animal mediante la prevención de infestaciones regulares y el tratamiento de parasitosis clínicas. Siempre habla con tu veterinario para conocer las mejores opciones individuales para mantener seguros a tus animales de compañía.

“A medida que las infestaciones se vuelven más comunes, una disminución en la capacidad de control de parásitos generaría mayores índices de infestación, de observación clínica de ectoparasitosis y enfermedades transmitidas por vectores e índices de transmisión a humanos más elevados.” observa Frederic Beugnet. “En otras palabras, necesitamos proteger a nuestros animales de compañía y a nosotros mismos. No podemos olvidar que muchos parásitos y patógenos transmitidos por vectores son zoonóticos. Esto significa que también pueden causar daño a los humanos”.

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