El futuro de la profesión pasa por adaptarse al escenario One Health

Las reformas de los servicios veterinarios realizadas a lo largo de la década de los años 80 en las diferentes CCAA propiciaron una mejora del nivel técnico y la especialización de los veterinarios, aumentando su prestigio a nivel individual, pero también han supuesto una reducción de su estatus con respecto a los ganaderos y la administración, encontrándose en estos momentos en mínimos históricos.

Buen ejemplo del estatus que ocupa actualmente la profesión veterinaria es el papel poco relevante al que se ha visto relegada en la lucha frente a la zoonosis del SARS-CoV-2.

Empoderamiento del veterinario

Para abordar los nuevos retos de la profesión y ser útiles a la sociedad afrontando con garantías los problemas de siempre y los nuevos (One Health, zoonosis, sistemas de vigilancia sanitaria, bioseguridad, bienestar animal, seguridad alimentaria, respeto por el medioambiente, lucha contra las resistencias, etc.) es urgente y necesario el “empoderamiento” del veterinario.

Para ello, la estructura de la Organización Colegial Veterinaria debe adaptarse a los nuevos tiempos de ejercicio profesional. Es imprescindible la creación de grupos de trabajo especializados que fijen posturas y objetivos técnicos a defender ante la administración, lo cual contribuirá a mejorar el estatus del veterinario y su servicio a la sociedad.

Para ofrecer una mayor seguridad al consumidor, que solicita cada vez con mayor intensidad que la producción animal tenga mayores estándares de seguridad alimentaria, bienestar animal y respeto por el medio ambiente, la legislación incluye nuevas exigencias que implican la necesidad de nuevos servicios veterinarios (veterinario de explotación) y certificaciones.

En este contexto, y para que los veterinarios puedan realizar certificaciones verdaderamente útiles y fiables, necesitan protocolos detallados y gozar de un estatus que garantice la toma de decisiones independientes.

Zoonosis y enfermedades profesionales

Es importante dar a conocer la alarmante cantidad de patologías, tanto físicas como psíquicas, que sufren los veterinarios como consecuencia de su trabajo, que les obliga a enfrentarse diariamente a situaciones de riesgo para su salud.

Entre ellas se destacarían los accidentes por trato con animales de gran tamaño y agresividad, contacto con animales portadores de agentes potencialmente zoonóticos, lesiones físicas por labores intensas y repetitivas, instalaciones poco adecuadas para el trabajo, personal poco profesional, frustración ante el fracaso de los tratamientos, las cada vez más frecuentes difamaciones que sufren a través de las redes sociales, etc.

En este contexto, es necesaria la puesta en marcha de programas específicos sobre riesgos laborales para veterinarios según su actividad y otros que proporcionen ayuda psicológica.

El futuro de la profesión y principales desafíos

  • Imprescindible la creación de grupos de trabajo especializados que fijen posturas y objetivos técnicos a defender ante la administración, lo cual contribuirá a mejorar el estatus del veterinario y su servicio a la sociedad.
  • Necesario definir, quién y en base a qué puede fijar los protocolos de tratamiento y los programas de vacunación en las explotaciones, concretar la periodicidad de las visitas del veterinario a la explotación y las actuaciones a realizar.
  • Preciso corregir la discriminación del veterinario clínico a la hora de interpretar la garantía de independencia de la ley del medicamento y permitirle la dispensación de medicamentos veterinarios destinados exclusivamente a sus pacientes.
  • Importante dar a conocer las enfermedades, tanto físicas como psíquicas, que sufren los veterinarios como consecuencia de su trabajo. Es necesaria la puesta en marcha de programas específicos sobre riesgos laborales para veterinarios.

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