Detección precoz de enfermedades y protocolos de tratamiento

En la actualidad, estamos viviendo la cuarta transición epidemiológica. Ésta es resultado de distintos cambios: en demografía humana y animal, políticos, de comportamiento humano, comportamiento de patógenos, tecnológicos y cambio climático. Todas estas transformaciones, entre las cuales se incluyen también la globalización y el comercio internacional, incrementan el riesgo de transmisión y expansión de enfermedades, incluidas las infecciosas, como demuestra la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19.

¿Qué papel juega el veterinario en la detección temprana de dichas enfermedades?

El papel del veterinario en la detección temprana resulta esencial, ya que está demostrado que, por lo general, las enfermedades emergentes se amplifican inicialmente en animales, y después pasan al ser humano. Por ello, si los veterinarios detectaran el problema primero en los animales, se evitaría su transmisión a las personas. Avanzar en la modelización y en los estudios a pie de campo permitiría descubrir más del 90% de las zoonosis.

El papel de la tecnología

La tecnología diagnóstica tiene una implementación cada vez mayor, incluso a nivel de granja, y se avanza hacia un diagnóstico y un tratamiento más individualizados. En este sentido, cada vez se dispone de más datos que es conveniente aprovechar, pero faltan expertos en data mining o minería de datos. Es necesario que los equipos de epidemiología y diagnóstico incorporen matemáticos e informáticos.

Prevenir en lugar de tratar los problemas de salud

Teniendo en cuenta que todavía está vigente un paradigma basado en tratar los problemas de salud, en lugar de prevenirlos, la educación es básica para avanzar en la cultura preventiva, con el fin de que la población tome conciencia de la relevancia de anteponerse a lo que puede ocurrir.

En relación con esto, es preciso corregir las deficiencias que actualmente existen en la comunicación del conocimiento científico, un problema en el que parte de la responsabilidad recae en los propios investigadores y académicos.

Retos de futuro

Podrían marcarse como prioritarios los siguientes desafíos:

  • La epidemiología tiene que ser global.

  • Cada vez se dispone de más datos que es conveniente aprovechar.

  • Modelización.

  • Implementación real del concepto One Health.

  • En diagnóstico, cuanto más temprano mejor; diagnóstico analítico: “del laboratorio a la granja”.

  • Aplicación de tecnología, como el smart farming, que debe llevarnos a una producción sostenible y aceptable para el consumidor final.

  • Realizar el tratamiento en el momento adecuado e incidir en la prevención y en el desarrollo de vacunas.

  • Establecer procedimientos de urgencia para el registro de productos medicamentosos que cumplan con los requisitos de inmunogenicidad, seguridad y eficacia requeridos.

  • Y el más importante de todos: educación, educación y educación.

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